Las autoridades de Nueva Gales del Sur (Australia) han dado marcha atrás en el reconocimiento del estatus de “sexo no identificado” a una militante transgénero de Sydney que, tras una larga batalla, había conseguido que se le reconociera esa posibilidad.
El enorme eco mediático recibido por la noticia en todo el mundo (en muchos casos, además, de un modo amarillista y sin una adecuada contextualización) habría movido al fiscal general de Nueva Gales del Sur a intervenir en el asunto y pedir una aclaración de lo sucedido. Al mismo tiempo, la oficina del Registro Civil habría telefoneado a la activista para comunicarle que el certificado entregado no era válido dado que éste sólo puede consignar dos posibilidades: o sexo masculino o sexo femenino. Aunque desde el Registro se niega que desde el Gobierno o desde la oficina del Fiscal se les haya presionado, todo indica que se trata de una decisión política.
La activista, que se encuentra desolada, ha querido aclarar que ella no perseguía, como se ha querido trasmitir desde buena parte de los medios de comunicación mundiales, el reconocimiento oficial de una “tercera categoría” de sexo al margen del masculino o del femenino, sino simplemente ver reconocido el derecho de las personas a que el estado no te adjudique necesariamente en la documentación oficial un sexo si tu no te sientes a gusto con ninguna de las dos posibilidades. “Mi identidad no puede ser definida exclusivamente con las etiquetas de sexo masculino o femenino”, ha explicado.
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