SASHA GREY, EX ACTRIZ PORNO
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Sasha Grey tras la entrevista en un hotel madrileño. (M. Ayuso) |
Mucha más gente de la que parece y, definitivamente, muchos más de los que lo admiten, conocen bien quién es Sasha Grey (California, 1988). La exactriz porno tuvo una fulgurante carrera. Sólo formó parte de la industria durante cinco años, de 2006 a 2011, pero la cambió para siempre. Fue la primera actriz que mostró su auténtica identidad y una de las pocas que ha llevado el estigma del porno (esas películas que ve tanta gente pero que todos mantienen en secreto) con orgullo y dignidad hacia otros terrenos artísticos.
Desde que dejó la industria, Grey ha trabajado como modelo, actriz –su primer trabajo “serio” fue de manos del director Steven Soderbergh en The Girlfriend Experience– y ahora se estrena como escritora. Su primera novela, La Sociedad Juliette (un relato erótico subido de tono, publicado por Grijalbo), la ha traído a España, donde ha tenido una enorme cobertura mediática. En una suite de un hotel madrileño contestó a las preguntas de El Confidencial.
En tu libro vuelves a hablar de la eterna relación entre el poder y el sexo. ¿Crees que los poderosos atraen sexualmente o simplemente compran sexo?
Funciona en los dos sentidos. No hay sólo una razón, a la gente le atrae el poder, así que ofrece sexo para ganarlo y viceversa. Todo depende del lado de la balanza en el que estés. Yo trabajo en Hollywood y veo esto todo el rato. El sexo es parte de la naturaleza humana, todo el mundo lo busca, pero la gente poderosa lo obtiene más fácilmente. Hollywood está lleno de hombre ricos que saben desde el instituto que pueden tener todas las mujeres que quieran, porque tienen dinero. El dinero es poder, y a las mujeres les atrae el poder. Puedes elegir ser parte de ese juego o permanecer al margen y vivir tu propia vida, y eso es lo que he elegido.
Siempre has tenido un aura intelectual. Mucha gente pensaba que era parte de un personaje que habías creado. ¿Realmente te gustan Jean-Luc Godard y Einstürzende Neubauten?


Hasta entonces eso no había pasado nunca, las estrellas porno nunca mostraron su verdadera personalidad.
Es cierto, y hubo mucha gente que me criticó por hacer lo que hacía. Me decían: “No queremos escucharte hablar. Cállate y limítate a follar”. Y no hablo de la gente con la que trabajaba, era el público. Había gente obsesionada conmigo que me odiaba. Uno de mis logros fue desafiar los estereotipos de la mujer en la industria, y qué mejor manera de lograrlo que mostrando mi opinión y estando orgullosa de lo que haces. Mucha gente no quiere mostrarse tal como es, pero yo siempre he estado orgullosa de las cosas que he hecho, porque creía en ellas.
¿Por qué decidiste ser una estrella porno?
Tenía 17. Estaba en la universidad, pero trabajaba a jornada completa. Veía un montón de porno. En esa época estaba saliendo con un tipo con el que empecé a practicar el sadomaso. Para él eso era suficiente, pero a mí me apetecía probar más cosas. Para mí el porno fue sólo una manera de probar cosas nuevas a las que no tenía acceso, y de las que ni siquiera podía hablar con mis amigos. Aunque me gustaba el porno, creía que podía aportar un aspecto psicológico que no tenía. Quería desafiar el modo en que se rueda el porno y, sobre todo, el modo en que la mujer es representada.
¿Echas algo de menos?
Echo de menos la consistencia del trabajo, en términos de seguridad, no sólo por el dinero. Para mucha gente, especialmente para mí, era un trabajo muy rutinario. Siendo una artista convencional no tienes rutina, pero el porno es cómo tener un trabajo de oficina, tienes tu agenda, tus horarios… No es que sea un trabajo fácil, pero era un trabajo en el que podías confiar. El porno era mi rutina.
El filósofo Alain de Botton mantiene que el porno actual, “elimina todas las preocupaciones que una persona razonablemente sensible, amable e inteligente pueda tener”. Cree que es necesario que elaboremos un porno estéticamente bello y más amable. ¿Crees que es posible?


Pero realmente ¿es posible concebir un porno que no sea sucio?
Creo que es una cosa muy subjetiva. He dicho esto millones de veces, pero lo que para algunas personas parece degradante y desagradable, para otras, como yo, puede ser bonito y ennoblecedor. La moral es siempre subjetiva. Cada uno traza la línea de lo que considera bueno o malo.
Mucha gente piensa que el auge del porno en internet ha hecho que los jóvenes piensen que pueden hacer lo que sale en las películas con cualquier chica, y a cualquier edad, porque es lo normal. Y eso trae problemas. ¿Crees que el porno puede ocasionar este tipo de malentendidos?


En 2011 participaste en un programa educativo en una escuela de primaria, leyendo cuentos a los niños. Cuando se hizo público se armó un enorme escándalo. ¿Has encontrado rechazo por haber sido actriz porno?
En ocasiones como esa sí. Lo desafortunado fue que escribí sobre ello en internet. El director ni sabía mi nombre. No fui allí a fornicar delante de niños, fui a dar mi tiempo para leer con ellos, para que una joven famosa les enseñara que leer es divertido y pasaran un buen rato. Mi único objetivo era educar. Pero debido a un tuit que publiqué, una persona, que ni siquiera era padre de ninguno de los niños, llamó a la escuela y montó un escándalo que no debería haber existido nunca.
¿Por qué crees que, a estas alturas, el sexo sigue siendo ofensivo?
Es uno de los últimos mecanismos del miedo que quedan para controlar a la gente.
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