Una veintena de opositores han ocupado la sede del partido socialista durante la marcha
Decenas de miles de opositores a la ley de matrimonio
homosexual, recién promulgada en Francia, han salido a las calles de
nuevo el domingo en París, en una manifestación rodeada de fuertes
medidas de seguridad, dado que las autoridades temen acciones violentas
de grupos de ultraderecha. No en vano, una veintena de opositores han
llegado a ocupar la sede del Partido Socialista en París durante la
marcha. En total cuatro comitivas, tres del colectivo 'Manifestación
para Todos', que se reunirán al término de la manifestación, y uno
separado de la organización integrista católica Civitas se han
organizado en la capital francesa, bajo la vigilancia de 4.500 policías y
gendarmes movilizados para evitar las acciones violentas.
La multitud de manifestantes enarbolaba banderas azules,
blancas y rosas, emblema del colectivo Manifestación para Todos (por
oposición al "matrimonio para todos), y banderas francesas. En las
pancartas podía leerse: "Último día de la madre antes de la liquidación"
(este domingo es el día de la madre en Francia) o "Esto no ha
terminado, está empezando". Prometida por el presidente François
Hollande durante su campaña electoral y defendido por toda la izquierda
francesa, la ley que autoriza el matrimonio y la adopción para las
parejas del mismo sexo fue adoptada por el Parlamento el 23 de abril y
promulgada el 18 de mayo.
El texto suscitó una fuerte oposición en Francia, en
particular de la oposición de derecha y de los medios católicos. Lanzado
el año pasado con el objetivo de oponerse a la ley a través de
manifestaciones masivas pero pacíficas, el colectivo Manifestación para
Todos se ha visto desbordado por elementos radicales, y en los últimos
meses las diversas manifestaciones dieron lugar a acciones violentas e
incluso a agresiones a homosexuales.
La propia portavoz del colectivo, Frigide Barjot, se
declaró amenazada y renunció a participar en la manifestación. En los
últimos días, las autoridades francesas multiplicaron las advertencias
sobre los riesgos de provocaciones. El ministro del Interior, Manuel
Valls "desaconsejó" el sábado participar en la manifestación a las
familias con hijos, diciéndose "inquieto" por las "amenazas" de grupos
de ultraderecha. Los dirigentes del movimiento Manifestación para Todos
consideraron "alarmistas" esas declaraciones, afirmando que están
destinadas a "intimidar" y "desmovilizar".
Una llamada a permanecer durante la noche
El tono subió también entre el gobierno y el principal
partido de la oposición de derecha, la Unión por un Movimiento Popular
(UMP), al que el primer ministro Jean-Marc Ayrault acusó de asumir una
"grave responsabilidad" por llamar a manifestar, "provocando la
crispación y la radicalización". El principal destinatario de esas
acusaciones, el presidente de la UMP, Jean-François Copé, declaró al
llegar a la manifestación que "la próxima cita" será "en las urnas, en
las elecciones municipales de 2014".
Los tres cortejos organizados por Manifestación para Todos
marcharán hasta unirse en la gran explanada de los Inválidos de la
capital, donde la dispersión está prevista a últimas horas de la tarde.
Aunque ciertos grupos llamaron ya a permanecer en el lugar por la noche.
Según un sondeo publicado el domingo, el 72% de los franceses
consideran que es hora de que las manifestaciones terminen, dado que la
ley ha sido adoptada por el Parlamento, aprobada por el Consejo
Constitucional y promulgada.
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