2013/05/18

DEIA:Homofobiarik ez, no a la homofobia

por xABIER lEGARRETA, * Director de Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia

LA Declaración Universal de los Derechos Humanos comienza con un "Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base al reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana" y en su artículo 1 dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".
Hoy, 17 de mayo de 2013, se reivindica el día contra la homofobia, lesfobia y la transfobia en recuerdo de aquel 17 de mayo de 1990 en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades. Desde la Diputación Foral de Bizkaia, haciéndonos partícipes de esa reivindicación, reiteramos nuestro compromiso en la lucha contra la discriminación por motivo de orientación sexual y de identidad de género, y como en años anteriores, también este año hemos querido fijar nuestro foco en un espacio social imprescindible para la lucha contra esta discriminación: el espacio educativo.
La definición más básica de la homofobia es: Odio a la homosexualidad, así como la discriminación sufrida por personas cuyo comportamiento no se ajusta a lo que se considera propio de su género. Reconociendo y aplaudiendo los importantes avances realizados los últimos años por parte de los colectivos LGBTI en gran parte de los países occidentales para conseguir la equiparación de muchas leyes y derechos, sabemos que aún restan numerosas conquistas sociales por superar y mucho trabajo por hacer.
Hay que seguir luchando en favor de la supresión de la violencia que se genera a causa de la orientación sexual y la identidad de género y que afecta en numerosos rincones del mundo a lesbianas, gays, transexuales, bisexuales y personas transgénero. Violencia que se encuadra en lo que significa el término homofobia, presente por otro lado en muchas y diversas formas; desde la sutileza del lenguaje, pasando por bromas aparentemente inofensivas, hasta hacerse visible en insultos y actitudes discriminatorias, llegando finalmente a tener su expresión más brutal en agresiones, asesinatos o exterminios masivos, usando la homofobia como un sistema de control de género.
Ante esta situación, parece evidente que el trabajo que debe hacerse desde toda la sociedad y sus instituciones, con principal atención en la familia y en el entorno educativo, ha de ser preventivo mucho más que paliativo.
Los centros educativos como contextos de aprendizaje a través de las relaciones e interacciones por donde pasa toda la población en edades en las que comienza a configurar sus identidades sexuales y de género, son espacios privilegiados para trabajar con todo el alumnado desde una mirada inclusiva, democratizadora y ciudadana que rompa con los prejuicios, el rechazo y las actitudes y conductas hacia las personas gays, lesbianas, transexuales y bisexuales; es decir, no utilizar deformadoras lentes de juzgar cuando esas personas no cumplen con los patrones de género dominantes y sexualidades normativas.

Los centros educativos son espacios privilegiados para trabajar con todo el alumnado desde una mirada inclusiva, democratizadora y ciudadana que rompa con los prejuicios

La comunidad educativa debe ofrecer a los y las jóvenes LGTBI modelos positivos y directos con los que puedan identificarse en su proceso de desarrollo personal. Mostrar que existen y han existido de forma constante en la historia y en ocasiones de forma muy prominente personas como ellas y ellos supone una estrategia eficaz para fomentar la aceptación y romper el sentimiento de aislamiento que a menudo tienen. Muchos y muchas adolescentes LGBTI llegan a creer que sus sentimientos son únicos y están solas y solos, y todos tenemos el deber desde la familia, el espacio educativo, las asociaciones, las instituciones y la sociedad en general de que no sientan así.
Desde 2005 han aparecido una serie de investigaciones que alertan sobre la difícil y a menudo dramática situación que viven muchos de estas y estos jóvenes; Podemos destacar la realizada en 2012 por la Federación ELGTB y el área de educación de COGAM entre un colectivo de 653 estudiantes de secundaria (64% chicos y 34% chicas) y en el que se concluye entre otras cosas que el acoso escolar homofóbico se inicia a los 12-13 años y dura hasta el bachillerato. Pero no debemos olvidar que la etapa universitaria, aunque en menor medida, no queda exenta del mismo.
Dice el estudio que en su mayor parte el acoso es producido por compañeros varones, siendo también adolescentes y jóvenes de género masculino quien más lo padecen, produciéndose reiteradamente y de un modo prolongado en el tiempo. La mayor parte de las veces se produce ante el desconocimiento de las familias y el escaso apoyo del profesorado, y es esa invisibilidad, la que junto a la falta de apoyo familiar, el horizonte de la injuria y la normalización del rechazo, las que hacen a la homofobia tan peligrosa y compleja.
Algunos dicen: "Eran semanales… O sea, todas las semanas caía algo (Gustavo)"." De los 14 a los 20 solo era lesbiana, no era persona, no era Estrella, no era estudiante…". "Me enfadaba mucho conmigo mismo por ser lo que era" (Oscar). "Me sentía solo, porque no tenía referentes, no conocía a nadie que fuera como yo (Arturo)". Y todos… destacan la burla, la invisibilidad y el silencio. Todo esto hace que entre estos jóvenes se impongan en periodos largos de tiempo sentimientos de vulnerabilidad, aislamiento, autocastigo y culpabilidad que mayoritariamente acaban en desesperanza. Es decisiva, por lo tanto, una atención específica y la implantación de políticas educativas y de salud que erradiquen el acoso escolar homofóbico, porque la problemática que afronta la comunidad LGTBI en cuanto a la homofobia, no solo le afecta a ella, sino a toda la sociedad.
Es importante que las instituciones sigamos apostando por el apoyo a los colectivos implicados y el reconocimiento de la diferencia, garantizando condiciones de libertad e igualdad de derechos para todas y todos mediante la ejecución de políticas públicas que sensibilicen, prevengan y erradiquen la discriminación.
La Dirección de Igualdad de la DFB, con ánimo de colaboración, anima a las comunidades educativas a integrar el enfoque de género y diversidad sexual en las diferentes herramientas utilizadas en los procesos educativos propios de los centros (proyecto educativo, curricular, programaciones…), al profesorado y a las familias para que se formen sobre sexualidad, género y orientación sexual y al alumnado a que tenga una actitud crítica y responda activamente al sexismo y toda manifestación de homofobia, lesfobia, transfobia y bifobia.
Decía el filósofo Didier Eribon: "En el principio fue la injuria. Después llegó todo lo demás". Trabajemos juntos para intentar que no exista ese principio y que "todo lo demás" desaparezca de nuestras vidas. Digamos no a la homofobia en todas sus variantes.

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