Celebración del día del orgullo gay en Madrid en una foto de archivo- EFE |
El 28 de junio de 1969, un grupo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales se enfrentaron en Nueva York a varios agentes de policía que reprimían sistemáticamente al colectivo LGTB. Los disturbios, que empezaron en el pub Stonewall Inn de Greenwich Village, fueron el catalizador del movimiento moderno en defensa de los derechos de los gays en Estados Unidos y sirvieron para poner fecha, desde entonces y hasta hoy, al llamado Día del Orgullo Gay.
En Estados Unidos las feministas negras lesbianas fueron las primeras que plantearon a las feministas blancas que no estaban presentes en sus asociaciones. De ahí que las reivindicaciones LGTB estuvieran, al menos en Norteamérica, muy vinculadas con el feminismo. En España pasó algo parecido. "A diferencia de lo que sucedió en Europa o en Latinoamérica, en nuestro país las lesbianas nunca hemos sido tratadas como las otras", cuenta Empar Pineda, cofundadora del colectivo de feministas lesbianas de Madrid, quien remarca que la política sexual del movimiento feminista siempre fue la diversidad sexual, entendiendo el lesbianismo como "una opción sexual tan legítima como la opción heterosexual".
Desde sus inicios, el movimiento feminista ha hecho suyas las reivindicaciones del colectivo LGTB: por un lado, luchando contra la ley franquista de peligrosidad social que perseguía a los homosexuales y, por otro, incorporando a colectivos de lesbianas en sus organizaciones. En ese contexto, el activista LGTB Shangay Lily recuerda cómo "el sistema" difundió el tópico de que una mujer feminista era lesbiana para "desactivar el movimiento y enfrentar a los grupos que convivían dentro de él". Finalmente, un gran número de lesbianas se desvinculó del colectivo feminista para unir sus fuerzas con compañeros homosexuales. Es por ello, continúa el blogero de Público, que en la opresión contra los gays hay un "claro componente de género": "La homofobia sale del machismo porque para que haya homofobia, antes ha tenido que haber machismo", concluye.
En esta tesis coincide también la expresidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Beatriz Gimeno, que aunque reconoce que los enemigos del feminismo y la homofobia son los mismos, destaca que los derechos de los homosexuales avanzan, mientras que los de las mujeres están retrocediendo. "Por ejemplo, en Costa Rica, el mismo día en que se aprobó la despenalización de la homosexualidad, se prohibió también el aborto. Y en España vamos por el mismo camino", denuncia.
Privilegios masculinos
La escritora y abogada echa en cara al colectivo LGTB que se manifeste de "manera egoísta". "Su principal reivindicación en el siglo XX ha sido poder casarse y eso me parece un paso atrás porque nosotras lo que queremos es acabar con el matrimonio", aclara. "Mientras ellos luchaban por la normalidad burguesa, nosotras lo hacíamos por la revolución feminista: por la libertad para amar (sin necesidad de registros civiles), para reproducirnos (con la despenalización del aborto y el acceso libre a anticonceptivos) y para morir (con el derecho a la eutanasia)". Lidia Falcón entiende que la separación entre ambos colectivos se debe a que "ser feminista es una opción política y ser gay, no".
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