Cada 28 de
junio millones de personas salen a la calle en todo el mundo portando la ya
conocidísima bandera para reivindicar la igualdad entre todas las personas,
independientemente de su género y sexualidad. Cada vez más gente se suma a esta
iniciativa que, sin necesariamente acudir a alguna de las manifestaciones que
se celebran en nuestras ciudades, colocan banderas de colores en ventanas o
balcones. Sin lugar a dudas, es uno de los eventos más coloridos del año, y
sigue siendo tan reivindicativo como al principio. La comunidad de lesbianas,
gays, bisexuales y transexuales se manifestó ayer en Gasteiz, Iruñea, Bilbo y
Donostia, mientras que Biarritz hizo lo propio el pasado fin de semana.
GARA ha
hablado con diferentes colectivos LGBT de Euskal Herria y todos coinciden en
decir que aunque la celebración del Día Internacional del Orgullo LGBT sea
divertida y festiva, todavía hay mucho que reivindicar y no cabe aflojar el
paso. Así, la coordinadora E28J de Bizkaia realiza esta reflexión sobre lo que
queda por conseguir en la sociedad: «En 1977 pedíamos la derogación de la Ley
de Peligrosidad y Rehabilitación Social; en la actualidad la policía puede
recriminar su actitud a cualquier pareja que muestre su afecto en público, y se
aplica con especial animosidad contra las parejas del mismo sexo. Pedíamos la
superación de los roles macho/hembra; nos encontramos con que la imposición del
binarismo es más fuerte que nunca (en euskara siempre ha habido nombres de
persona sin género que ahora Euskaltzaindia pretende normativizar o la práctica
común de cirugía genital a los recién nacidos intersexuales). Pedíamos la
obligación de la Seguridad Social a la acción preventiva de enfermedades
venéreas, y nos encontramos con recortes continuos y el cambio pretendido en la
Ley del Aborto».
Visibilización
de las mujeres lesbianas
El centro
Aldarte de estudios y documentación por las libertades sexuales toma como reto
apoyar a las personas «vulnerables dentro de la comunidad LGBT, como pueden ser
las personas emigrantes, con discapacidad, transgénero, gitanos y gitanas,
mayores y jóvenes», explica Amparo Villar, la coordinadora del centro. Sin
embargo, sus esfuerzos están dirigidos especialmente en visibilizar a las
mujeres lesbianas, «tomado su homosexualidad como una dimensión política y no
como algo personal e intimo, que es como está considerado ahora». De este modo,
pretenden conseguir una sociedad más justa e igualitaria.
Igualdad
real y ayuda al refugiado
Imanol
Alvarez, de Ehgam, que se unió a la manifestación de Bilbo con la idea de que
hay que unir la lucha y la diversión, explicó que su prioridad actualmente es
que toda la gente, mujeres, hombres, jóvenes y mayores, «sean libres de vivir
lo que sienten». «Hubo gente que fue a la cárcel porque la homosexualidad era
delito. Poco a poco conseguimos que se fueran cambiando las leyes; una de las
últimas fue la ley del matrimonio. A pesar de que la mayoría de las
reivindicaciones ya están conseguidas, todavía quedan algunos flecos, sobre
todo con lo que tiene que ver con el estatus de refugiado», explica. Además,
cree que hay que concienciar a la sociedad en las escuelas, en la calle, en las
familias, en los medios de comunicación y en el trabajo.
Berdindu,
educación y VIH
La
asociación Gehitu de Donostia define tres pilares actualmente, a pesar de que
no son sus únicas luchas. Por un lado, quiere reforzar el servicio Berdindu del
Gobierno de Lakua, que ofrece apoyo personal a las personas LGBT y del entorno.
A su vez, impulsa programas educativos dirigidos a jóvenes y al profesorado, e
investigaciones acerca de las actitudes juveniles referidas a la diversidad
sexual. En tercer lugar, Gehitu está especialmente preocupada por la
sensibilización y prevención del VIH ante las crecientes infecciones entre los
hombres homosexuales. La asociación dobló ayer sus esfuerzos para dar visibilidad
a un colectivo muy presente en la sociedad.
Reproducción
asistida para todas
En Ipar
Euskal Herria tienen más batallas por delante, puesto que el auge de la extrema
derecha ha obligado al Gobierno francés a rechazar muchas propuestas. La
asociación Les Bascos lucha por la discriminación a las personas homosexuales o
transexuales. Para poder gestionar mejor ese apoyo, ayer inauguraron su nuevo
centro, llamado Txalaparta, en la calle Laffitte de Baiona. Se centrarán, en
gran medida, en aconsejar a la gente joven que ha sido rechazada por su
familia, aunque sus puertas estarán abiertas para todo aquel que lo necesite.
En cuanto a las prioridades actuales, destaca la
reproducción asistida para mujeres solteras. En el Estado francés no es legal,
por lo que si una mujer decide quedarse embarazada debe hacer el trámite en
otro país y, al regresar, no puede decir decir de qué manera ha resultado la
gestación porque el niño o niña no será reconocido por el Estado
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