- La ‘ley contra la propaganda gay’ y varios vídeos que circulan por Internet disparan la presión sobre el Kremlin
- La polémica alcanza a los Juegos de Invierno de 2014
La policía rusa detiene a una activista por los derechos de los gais ante la Duma, durante la tramitación de la polémica ley. / maxim shemetov |
Rusia vive atrapada en su propia homofobia. La ley que promulgó el
presidente Vladímir Putin a finales de junio para prohibir la difusión
de las “relaciones sexuales no tradicionales” entre menores —más conocida como la ley contra la propaganda homosexual—
ha disparado las críticas y aumentado la presión sobre el Kremlin en
relación a su política en este campo. La normativa, que prevé sanciones
para quien extienda “la idea tergiversada de que las orientaciones
sexuales tradicionales y las no tradicionales tienen igual valor
social”, es ya de por sí reflejo de la aversión a los gais, mayoritaria
en el país. Pero varios vídeos que circulan por Internet han añadido
leña al fuego y desatado una oleada de voces críticas de políticos y
organizaciones que han llamado incluso a boicotear los Juegos Olímpicos
de Invierno de Sochi de 2014 —no así al Mundial de atletismo que se
celebra ahora mismo en Moscú— y han obligado al Comité Olímpico Internacional a pedir garantías de que nadie será discriminado.
El Gobierno ruso se ha visto obligado a reaccionar. Los deportistas
gais no serán discriminados, tranquilizó el lunes el Ministerio del
Interior, aunque sí se velará por el cumplimiento de la ley. O, dicho
literalmente: “Las autoridades no tendrán nada que objetar a las
personas de orientación sexual no tradicional que no tomen parte” en
actos “que tengan como objetivo incitar a los menores de edad a mantener
relaciones sexuales no tradicionales”. El presidente del Comité
Olímpico Internacional, Jacques Rogge, dice que ha recibido esas
garantías por escrito, aunque admite que quedan por aclarar “algunas
incertidumbres”.
El documento que está causando problemas a los responsables del
deporte en Rusia es la primera de dos leyes que discriminan la
homosexualidad en el país —la otra prohíbe la adopción de niños rusos por parte de parejas de un mismo sexo—
y que prevé multas de hasta 5.000 rublos (unos 100 euros) para las
personas físicas, de hasta 50.000 (unos 1.000 euros) a personas con
cargos y un millón de rublos o suspensión de actividades durante 90 días
a entidades jurídicas que promuevan cerca de menores que la
homosexualidad es igual de aceptable que la heterosexualidad. Aunque es
temprano aún para sacar conclusiones sobre el impacto que está teniendo,
lo que preocupa a los defensores de derechos humanos es su imprecisión,
que permite teóricamente perseguir incluso a personas de un mismo sexo
que caminen tomadas de la mano en un lugar público si hay oportunidad de
que un menor les vea.
La organización internacional All Out ha recolectado más de 300.000 firmas contra la norma. Bajo el lema ¿Los Juegos Olímpicos de la homofobia?,
ha pedido a las autoridades deportivas internacionales que la condene,
mientras que algunos políticos de diversos países se han pronunciado
incluso por boicotearlos, pero con poco éxito. Algunos estadounidenses,
como el senador Linsday Graham, lo propusieron, pero en relación al caso
del filtrador Edward Snowden, que obtuvo asilo temporal en Rusia; en
Alemania, el socialdemócrata Johannes Kahrs, defensor de los derechos de
los gais y lesbianas, se ha pronunciado a favor de esta posibilidad,
pero ha encontrado débiles apoyos. Al mismo tiempo, la idea ha sido
rechazada por importantes estadistas, como el presidente Barack Obama o
el primer ministro David Cameron.
Las críticas han arreciado después de que en la Red comenzaran a
circular varios vídeos homófobos, uno de ellos, con declaraciones de un
conocido presentador de televisión. “Considero que es insuficiente
multar a los gais por hacer propaganda de la homosexualidad entre los
adolescentes. Hay que prohibirles que puedan donar sangre, esperma, y
sus corazones, en caso de un accidente automovilístico, deben ser
enterrados o quemados como impropios para la continuación de otra vida”,
declara Dmitri Kiseliov, que tiene un programa político semanal en
Rusia Uno, en la grabación que circula en Internet. El vídeo de 30
segundos que colgó, con el título de El canal estatal de Putin llama a la violencia contra los gais,
el fin de semana pasado la organización Spectrum Human Rights Alliance
—que tiene su sede en McLean, Virginia—, fue sacado en realidad de un
programa de debate, que duraba más de hora y media, en el que se
enfrentan dos equipos de ideas contrarias, y que fue grabado hace más de
un año. Pero no es menos cierto que Kiseliov no se ha desdicho de sus
declaraciones y que está dispuesto a defenderlas ante cualquiera.
Esta posición refleja que en Rusia las ideas homófobas están muy
extendidas, tanto que en el programa en cuestión el equipo contrario a
la ley de propaganda homosexual —que lideraba el conocido
historiador, exdirector del canal Cultura, Nikolái Svanidze—, perdió por
goleada en la votación de los espectadores: 7.582 frente a 34.970.
El extracto del viejo programa circula en la Red paralelamente a otros vídeos en los que típicos skinheads
humillan a homosexuales. El último es sobre un uzbeko sobre quien se
asegura que falleció como consecuencia de la golpiza que le dieron. Ni
esa muerte, ni al menos otra denunciada, han podido confirmarse, aunque
los agresores presumen de ella. Lo que no es falso es que existan grupos
neonazis que, entre otras cosas, practican una homofobia militante. Los
protagonistas de esa grabación pertenecen a Okkupái Pedofiliái,
organización que dice realizar “entrevistas satírico-filosóficas con
pedófilos”, lo que en la práctica significa que tienden trampas
—generalmente contactos en Internet— para capturar a gais —no
exclusivamente a pederastas, aunque para ellos no hay esa diferencia— e
infligirles humillaciones que son grabadas y luego subidas a la Red.
El líder del principal grupo —se han creado decenas en Rusia— es Machete
(Maxim Martsinkévich), un nacionalista neonazi que ha sido juzgado en
dos ocasiones por incitar al odio interétnico y servido condena en
prisión. Como bien se dice en un ensayo publicado en A Paper Bid,
estos ataques no se reducen a la homofobia; son racistas que atacan
también a los emigrantes y a los rusos que no son de raza blanca.
La indiscutible homofobia de Rusia está reflejada no solo en las
opiniones de personas influyentes como Kiseliov, sino también en las
encuestas. Baste decir que, según un reciente sondeo, el 74% está de
acuerdo en que la homosexualidad no debería ser aceptada (solo un 16% la
consideró aceptable); en mayo, otra encuesta mostraba que solo el 1%
respeta a los gais. Estos ánimos, a los que contribuye la posición
antigay de la Iglesia ortodoxa, explican el apoyo que han tenido las
leyes que prohíben la propaganda de “relaciones sexuales no
tradicionales” entre menores y la adopción de niños rusos por parte de
parejas de un mismo sexo.
Armarios en Europa
Leyes. De acuerdo con la Asociación Internacional de
Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Ilga), ningún país de
Europa persigue legalmente las prácticas homosexuales. Pero eso no
impide los múltiples problemas en el día a día.
Serbia. Los intentos de celebrar una manifestación
del Orgullo Gay en 2010 acabaron en una batalla campal (con la policía
inhibida ante los ataques homófobos). Con esta excusa, la policía
prohibió la manifestación el año pasado. Este año está convocada para
septiembre.
Rusia. Moscú ha prohibido sine die las
manifestaciones. Además, la ley que prohíbe la “propaganda homosexual”
impide, por ejemplo, educar en la diversidad en las escuelas.
Letonia. País de la UE, también llegó a debatir una ley en este sentido.
Lituania. Fue el encargado de celebrar el Orgullo Gay Báltico este año. La manifestación acabó con ataques homófobos.
Moldavia. Siguiendo la estela de Rusia, acaba de aprobar una ley antigay.
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