Una de las fotos subidas en la web 'Niños 404'. |
- Yelena Klimov fundó un proyecto para reivindicar la homosexualidad
- En la web 'Niños 404' hay fotos y cartas con casos de discriminación
- Son frecuentes los insultos y las palizas a los gays
Repudiados por sus padres, ridiculizados por sus compañeros de clase y
atacados por los extremistas de derecha: los jóvenes homosexuales en
Rusia chocan a diario con un muro de hostilidad. Su dura situación ha
desatado llamamientos a un boicot de los Juegos Olímpicos de invierno de
2014 en Sochi.
Cuando Anastasia les contó a sus padres que estaba enamorada de una chica, la enviaron a una psiquiatra.
Durante semanas, la joven de 15 años tuvo que tomar medicinas: "para
volver a enderezar tu cerebro", le dijo su madre. Cuando la madre de
Iván descubrió que era homosexual, le dijo: "Mi mayor deseo es que te contagies de sida y mueras pronto".
Y es que, como cuentan muchos jóvenes homosexuales y lesbianas en
Rusia, incluso en el seno de sus familias se topan con un mar de odio.
'Niños 404'
Ahora, ese colectivo rechazado se ha unido en Internet en la web 'Niños 404', un nombre que recuerda al bien conocido error que surge al navegar por la red: "404 -página no encontrada". Como si tampoco existieran estos jóvenes en el país.
Otra imagen de 'Niños 404'. |
Yelena Klimova es la fundadora del proyecto. "Nuestra sociedad piensa precisamente que no hay jóvenes homosexuales", escribe la reportera en la red social vKontakte.
Según las encuestas, una amplia mayoría apoya una ley ratificada por
el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, que castiga con altas multas
declaraciones "de aprobación" o "positivas" sobre "orientaciones
sexuales no tradicionales" en presencia de menores de edad. La ley se
considera una concesión a la influyente Iglesia ortodoxa rusa, un
importante pilar del poder de Putin.
La ley ha desatado críticas en el extranjero: cada vez más políticos han pedido el boicot de los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi en 2014. Y el tema también está presente en el Mundial de Atletismo que se celebra actualmente en Moscú.
"Vera va a la clase paralela, llevamos juntas más de un año",
comienza una joven de 15 años en su carta dirigida a Klimova. En ella
cuenta su sufrimiento en un entorno muy conservador que la llevó incluso
a pensar en el suicidio. Esto le llevó a fundar el grupo de autoayuda virtual 'Deti 404' ('Niños 404').
Las fotografías muestran rostros jóvenes que sostienen ante los ojos un cartel donde se lee "Niños 404". "¡Existimos!", dicen muchas cartas, en una especie de grito contra la difundida intolerancia.
Los homosexuales son con frecuencia objetivo de ataques en el mayor
país del mundo. En Volgogrado, por ejemplo, un joven de 23 años fue
torturado brutalmente hasta la muerte tras revelarse como homosexual. La
creciente cifra de ataques es consecuencia de la política homófoba del Kremlin, critica el activista homosexual Nikolai Alexeyev. Se pone la homosexualidad al mismo nivel que la pederastia.
En contra de la 'propaganda homosexual'
Los defensores de la prohibición
de la "propaganda homosexual" alegan que la ley sirve para proteger a
los niños, pero los analistas ven más bien un ansia de control estatal
sobre la esfera privada de los rusos.
La ley, por ejemplo, imposibilita hablar sobre el sida,
de forma que los padres pueden negarse a comentar con sus hijos la
homosexualidad, bisexualidad y transexualidad por temor a consecuencias
jurídicas.
"Para los profesores es normal decir que los homosexuales arderán en el infierno", dice otra carta de los 'niños 404'.
Un código nazi
Mientras tanto, los nacionalistas también han fundado un grupo, los 'Niños 1488', un código popular en círculos nazis.
Sin embargo, los ataques no se limitan a la red. Incitados por extremistas de derecha, bandas juveniles van "de caza" de homosexuales y lesbianas de su misma edad. Bajo seudónimo, se citan con sus víctimas para después maltratarlas ante una cámara. Los vídeos se suben luego a la red, donde pueden verlos los padres y compañeros de clase.
"A veces me gustaría simplemente gritar muy alto: ¡Acéptenme tal como
soy!", escribe otro 'niño 404' a Klimova. Pero el momento en que el
joven de 16 años pueda salir del armario parece lejano. "Miedo, temor y
soledad son mis acompañantes cotidianos".
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