2010/04/26

20100425- La sexualidad en el Supremo

Derechistas de EE UU cargan contra el supuesto lesbianismo de una posible candidata a juez

La blogosfera cumplió una vez más con su papel incendiario y en este caso ha llegado a provocar una reacción de la Casa Blanca. "No. Elena Kagan no es lesbiana". ¿Por qué habría de especificar la Casa Blanca la condición sexual -heterosexual, al parecer- de una ciudadana estadounidense? ¿Debería siquiera ser esto un tema de debate? Sobre todo, ¿a quién le importa? ¿Quién es Elena Kagan?

Atendiendo a un comentarista republicano que en su día estuvo en el equipo de George W. Bush, Elena Kagan podría convertirse en el primer miembro del Tribunal Supremo de Estados Unidos abiertamente homosexual. Estas dos últimas palabras están en duda, ya que el gabinete de Barack Obama lo niega. Y ella calla. Llegados a este punto: ¿los rumores pueden ser noticia? ¿Por qué en política se convierte automáticamente en un estigma ser considerado gay o lesbiana? Como dice Linda Hirshman en The Daily Beast: "No tengo ni idea de la orientación sexual de la señora Kagan ni me importa. No hay nada malo en ser gay o lesbiana. Lo que hace daño, política o socialmente, es asumir que hace daño serlo".

Recapitulemos. El bloguero republicano aludido al principio, Ben Domenech, colgaba la semana pasada en la página web de la cadena CBS la siguiente afirmación: que el presidente Barack Obama estaba en la senda de satisfacer a gran parte de su base electoral al elegir al primer juez del Tribunal Supremo "declaradamente" homosexual. "Kagan es ahora la candidata más probable y seguimos sin explicarnos por qué no fue elegida para el cargo la vez anterior", escribía Domenech. Por "vez anterior", Domenech se refiere a la primera oportunidad que el presidente tuvo de diseñar el Supremo tras la salida de David Souter y su nombramiento de la juez latina Sonia Sotomayor -en detrimento, según el comentarista, de Kagan-.

Pronto existirá otra vacante en el Supremo, tras el anuncio de la retirada del juez John Paul Stevens. Estos días, un miembro del equipo de trabajo de Obama dedica horas y horas a estudiar y pasar bajo la lupa a posibles candidatos para formar parte de la máxima Corte estadounidense. Su reacción fue furibunda ante el post sobre Kagan colgado por la CBS, a la que exigió que lo retirase, petición a la que la cadena se negó en un primer momento. "El hecho de que

facilite que la gente pueda colgar mentiras en sus sitios de internet lo dice todo sobre cuáles son los estándares periodísticos de la CBS en el año 2010", manifestó Anita Dunn, ex jefa de comunicaciones de la Casa Blanca, a través de una nota. Pero no acababan ahí las denuncias de Dunn, que de paso recordaba a los lectores que Domenech tenía "una larga historia de plagios a sus espaldas".

La polémica estaba servida. Por un lado, la CBS se veía forzada a retirar la opinión de Domenech de su espacio de internet al asegurar el propio periodista que tal afirmación estaba basada en "rumores". Aunque Domenech ha pedido disculpas a Kagan -quien hoy día ocupa el cargo de abogada del Estado ante el Tribunal Supremo y es la primera mujer que ostenta ese puesto-, el bloguero vuelve al ataque al asegurar que si en algún momento se atrevió a afirmar que Kagan era lesbiana era porque en "múltiples ocasiones" los amigos de la abogada así lo habían afirmado.

Según Domenech, desde los estudiantes de Harvard -donde Kagan fue decana- hasta la plantilla del Capitolio saben de su orientación sexual. Otro bloguero conservador conocido como El Otro McCain (su nombre es Robert Stacy McCain) refuerza la tesis de Domenech y considera "hilarante" la polémica, asegurando que amigas íntimas de Kagan la sacaron del armario hace mucho tiempo. "Lo que sucede es que la Casa Blanca está tan desesperada por pintar a los conservadores como homófobos enloquecidos que automáticamente va a negar el lesbianismo de Kagan a pesar de que sea de sobra conocido".

Haciendo de la necesidad virtud, Domenech, responsable de la página de internet New Ledger, intenta dar un giro -no sin cierto sarcasmo- a la historia y dice que el hecho de que Obama nombrase a un magistrado homosexual sólo sería una prueba más de lo "mucho que hemos avanzado en la sociedad" y que sin duda se convertirá en un "elemento de discusión". A todo esto, el grupo ultraconservador Focus on the Family ya ha dejado claro que hará cuantas campañas sean necesarias para que una persona homosexual no pueda ocupar una de las nueve sillas del Tribunal Supremo.

La duda se resolverá en breve y pondrá a prueba, una vez más, a la sociedad estadounidense. El presidente Obama ya ha anunciado que decidirá en mayo el nombre del candidato o candidata para ocupar la vacante abierta en el Supremo de Estados Unidos.

Hasta entonces, la rumorología sobre quién será el nuevo miembro que decidirá durante décadas los destinos judiciales del país seguirá su curso y las apuestas cotizarán en el mercado periodístico. Hay varias listas: la de juristas, la de políticos. Los otros nombres que suenan con insistencia -la juez del tribunal de apelaciones de Chicago Diane Wood, el magistrado del circuito de apelaciones de Washington Merrick Garland, el gobernador negro de Massachusetts, Deval Patrick, o la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano- corresponden a personas heterosexuales. Se asume. Y, por tanto, no se dice. En estos casos, ni hay rumor ni es noticia.

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