Roger Vangheluwe, de 73 años, que ha presentado su dimisión tras admitir que abusó sexualmente de un chico. "Cuando todavía era un simple sacerdote y durante un tiempo tras ser nombrado obispo, abusé sexualmente de un joven que formaba parte de mi entorno", señala Vangheluwe en un comunicado hecho público hoy por el Vaticano.
El Papa Benedicto XVI ha aceptado la renuncia del obispo de Brujas (Bélgica), Roger Vangheluwe, de 73 años, que ha presentado su dimisión tras admitir que abusó sexualmente de un chico. "Cuando todavía era un simple sacerdote y durante un tiempo tras ser nombrado obispo, abusé sexualmente de un joven que formaba parte de mi entorno", señala Vangheluwe en un comunicado hecho público hoy por el Vaticano.
"La víctima sigue todavía marcada por los hechos y en los últimos decenios le he reconocido mi culpa, así como a su familia, y les he pedido perdón. Pero esto no les ha pacificado y tampoco yo estoy en paz. El temporal mediático de estas últimas semanas ha reforzado el trauma y no es posible continuar con esa situación", afirma el obispo. Y añade: "Estoy profundamente disgustado por lo que he hecho y presento mis excusas más sinceras a la víctima, a su familia, a toda la comunidad y a la sociedad en general".
La renuncia ha sido admitida por Benedicto XVI en conformidad con el artículo 401/2 del Código de Derecho Canónico, por el que "se ruega encarecidamente" a los obispos diocesanos que presenten su renuncia al cargo "si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo".
Benedicto XVI ha aceptado la dimisión de Vangheluwe, como ha hecho, en una señal del fin de la indulgencia con los implicados en escándalos de abusos, en el caso del prelado de Kildare y Leighlin (Irlanda), que admitió haber convivido con la "cultura del ocultamiento"; el de Ausgburgo (Alemania), que negó y luego reconoció castigos crueles a alumnos; y el de Miami, acusado de encubrimiento.
El anuncio de esta nueva etapa de asunción de responsabilidades estaba escondido en la carta pastoral que el Papa envió a los católicos irlandeses el mes pasado. En el párrafo dedicado a los obispos, Ratzinger decía: "No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores habéis fallado, a veces gravemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños [...] Todo esto ha socavado gravemente vuestra credibilidad y eficacia". La misiva agregaba: "Sólo una acción decidida llevada a cabo con total honradez y transparencia restablecerá el respeto y el aprecio del pueblo irlandés por la Iglesia".
En Irlanda son ya tres los obispos que han dimitido en los últimos meses tras conocerse dos informes oficiales -el informe Ryan y el informe Murphy- que desvelaron que durante 70 años centenares de niños sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes, sobre todo en la archidiócesis de Dublín entre 1975 y 2004. El último prelado en dimitir, James Moriarty, lo hizo ayer mismo, después de que Benedicto XVI aceptara su renuncia, que presentó en diciembre.
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