Karen Atala Riffo, de 46 años, obtuvo el respaldo de la CIDH para vivir libre de discriminaciones , aunque perdió la custodia de sus tres hijas, debido a su opción sexual.
En los albores del siglo XXI, en plena era de globalización y tecnología de punta, la jueza chilena tuvo que litigar contra sus mismos colegas, en una larga lucha donde recibió la indesmayable solidaridad de la comunidad gay mapochina.
Su caso marcha historia en el país sureño porque es la única jueza que asumió públicamente su lesbianismo y, pese al machismo de sus colegas y la reacción airada de los momios (como se denomina a los ultra conservadores), no dio un paso atrás.
La jueza lesbiana Karen Atala respaldada por la CIDHTras un divorcio seguido de enfrentamientos y acoso, su ex marido, Jaime López, la demandó ante los tribunales en el 2003, aduciendo que sus tres hijas no podían estar al cuidado de su madre por ser lesbiana y vivir con su pareja (Emma de Ramón, Historiadora) en el mismo hogar que ejerce la crianza de las niñas.
Era un golpe bajo para amedrentarla ante una sociedad conservadora pero no se imaginó que Karen Atala decidió no negar su opción sexual y defenderse ante la instancia jurisdiccional correspondiente.
Como era de esperarse, en las sentencias de primera como en segunda instancia se reconoce el derecho de la madre al cuidado y custodia de las menores de edad.
Pero López tampoco estaba dispuesto a ceder y recurrió en recurso extraordinario de Queja ante la Corte Suprema de Justicia de Chile.
2010/04/06
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