El método da un mejor pronóstico de la evolución de la enfermedad
Prácticamente todo paciente prefiere
un escáner a un pinchazo. Y si encima la información que se obtiene es
más útil, quedan pocas dudas. Eso es lo que sucede con el fibroscán, una
técnica de imagen que permite medir el grado de fibrosis del hígado (su
endurecimiento o pérdida de funcionalidad producido por la hepatitis
C), si se compara con el sistema tradicional: una punción.
Para llegar a esta conclusión, Juan Berenguer, presidente de Gesida,
grupo de estudio de la infección por VIH de la Sociedad Española de
Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y sus
colaboradores de seis hospitales españoles han estudiado el caso de 903
pacientes coinfectados por el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC). El
resultado es que la técnica de imagen es "más fiable para predecir la
mortalidad y complicaciones hepáticas". "El índice FIB-4 [que se obtiene
con el fibroscán] permite valorar la función hepática, mientras que la
biopsia hepática permite evaluar la estructura hepática pero no la
función hepática", añaden como explicación. El trabajo se presentó en el
último CROI (Congreso sobre Retrovirus y Enfermedades Infecciosas).
La hepatitis C es la complicación más frecuente en las personas con
VIH. Las vías de transmisión de ambos patógenos son similares, y ello
hace que haya una elevada proporción de coinfectados. En España se
calcula que la mitad de las personas con VIH también tienen el VHC.
En el trabajo, que contó con la aportación de fondos FIPSE (Fondos
para la Investigación y Prevención del Sida en España, una partida que
se financia con aportaciones de los laboratorios), se seleccionaron 903
pacientes de la cohorte de Gesida que tenían una biopsia hepática y una
determinación de FIB-4 antes de comenzar el tratamiento de la hepatitis
C. Se comparó la capacidad pronóstica para predecir muerte por cualquier
causa y eventos hepáticos (descompensación hepática o hepatocarcinoma)
mediante la metodología habitual en este tipo de estudios.
De los 903 pacientes, 375 lograron la respuesta viral sostenida
(equivalente a la curación de la hepatitis C) y 575 no lo lograron. Tras
más de cinco años de seguimiento se documentaron 46 muertes, 64
descompensaciones y 13 hepatocarcinomas, la mayor parte de las cuales se
concentraron en los pacientes que no lograron la respuesta viral
sostenida. Todos los estudios estadísticos demostraron que el índice
FIB-4 tenía una capacidad para predecir el pronóstico significativamente
superior a la de la biopsia hepática.
La biopsia consiste en introducir una aguja por el costado hasta el
hígado, extraer una porción y analizarla. Necesita anestesia local, al
menos, y hay riesgo de hemorragias y otras complicaciones. Con el
fibroscán se lanzan de una manera similar a la de una ecografía pulsos
de ultrasonidos que, al rebotar en el hígado, dan información sobre su
estado.
Tras analizar los datos, Gesida concluye que "los resultados de
estudio cuestionan el papel de la biopsia hepática como prueba de
referencia para establecer un pronóstico a largo plazo en los pacientes
coinfectados por VIH y VHC. Para este fin es más fiable el índice FIB-4
que ha sido elaborado específicamente para este grupo de población y que
resulta muy sencillo de calcular a partir de unos pocos datos clínicos y
de laboratorio". En lo que no entran, aunque queda la puerta abierta, es en si serviría también para el conjunto de personas con hepatitis C.
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