Ronald Gerard Strikker lamenta en Facebook las recientes condenas de cuatro homosexuales a penas de entre cuatro meses y tres años de cárcel
Las condenas
de parejas homosexuales no son frecuentes en Marruecos. Las redadas, cuando
celebran fiestas, o los juicios expeditivos de chaperos sí son algo más
corrientes. Este mes, sin embargo, los tribunales marroquíes han condenado a
sendas parejas gays a cuatro meses de cárcel, en Temara, y a tres años en Souk
el Arbaa.
Este inusual frenesí represivo ha sacado de
sus casillas a Ronald Gerard Strikker, el embajador en Marruecos de los Países
Bajos, el primer país que legalizó en 2001 el matrimonio homosexual. El jefe de
misión ha quebrado los usos diplomáticos para acusar públicamente a la justicia
marroquí de homófoba. En Marruecos la justicia se pronuncia en nombre del rey.
“Estoy entristecido porque las autoridades
marroquíes han condenado recientemente a dos parejas homosexuales a penas de
hasta tres años de cárcel”, escribe Strikker, en francés, en la página
de la embajada en Facebook. “Esto ha sucedido cuando acabamos de celebrar
la jornada mundial en la lucha contra la homofobia”, prosigue.
El embajador recuerda que el 17 de mayo de
1990 “la Organización Mundial de la Salud [decidió] suprimir la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales (…)”. “Para
mí es un anacronismo que la homosexualidad siga siendo considerada en Marruecos
como un crimen casi 25 años después de esta decisión de la OMS”, añade.
“Las condenas a prisión van, en mi opinión,
en contra del primer artículo de
la Declaración Universal de Derechos Humanos que establece que “todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, afirma Strikker. “Espero
en que un día los homosexuales en Marruecos sean aceptados como ciudadanos con
plenos derechos que no están enfermos ni son criminales”, concluye.
El lunes 20 de mayo dos jóvenes, un
ingeniero de 28 años, y un parado de 20, fueron condenados en Temara, junto a Rabat,
a cuatro meses. Ambos negaron ante el presidente del tribunal la acusación de
homosexualidad recogida en el informe policial: “Discutíamos en el coche, nada
más”. “No hicimos nada ilegal”, añadieron, según la prensa marroquí.
Una semana antes otros dos varones habían
sido condenados en Souk el Arbaa (norte) a tres años, la pena máxima prevista
en el código penal marroquí (artículo 489), y mil dírhams (90 euros) de multa,
por haber mantenido durante 10 años una relación homosexual al margen de sus respectivos
matrimonios. Una de las esposas explicó ante el juez, según el diario As Sabah de Casablanca, que respaldaba
la severa pena solicitada por el fiscal porque su marido le había sido infiel
con un hombre y no con una mujer. Todos los condenados han ingresado en prisión.
“Me pregunto si este empeño en condenar a
parejas y no solo a chaperos guarda alguna relación con la llegada, hace más de
un año, de los islamistas al Gobierno de Marruecos y, más concretamente, al
Ministerio de Justicia”, comentó Samir
Bargachi, que dirige desde España la asociación Kif-Kif de apoyo a los
homosexuales marroquíes.
El post
del embajador ha suscitados miles de comentarios de marroquíes en las redes
sociales. Por un lado algunos le critican por su intromisión “colonialista” en
los asuntos internos de Marruecos y le reprochan la facilidad con la que se
practican abortos “criminales” en los Países Bajos; mientras que otros le
felicitan por su valentía y lamentan que los demás embajadores de la Unión
Europea no hayan tomado iniciativas similares.
Antes
de que el embajador cause sensación con su pronunciamiento el Instituto Holandés en Marruecos
ya había patrocinado este mes una exposición fotográfica del bullicioso
Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales con la que quería
expresar su rechazo a la homofobia.
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