El 52% de los gais que se infectan en España tiene menos de 30 años
Onusida se ha puesto 2030
como año para haber reducido la epidemia de VIH (y del sida que causa) a su mínima
expresión. Con motivo del día internacional contra la enfermedad que
se conmemoró ayer, las grandes organizaciones (Onusida, el Fondo Mundial contra
el Sida, la Tuberculosis y la Malaria o, en España, la Coordinadora Estatal de
VIH / Sida, Cesida) hicieron votos por la ambiciosa propuesta,
denominada 90-90-90. El objetivo es que en 2020 un 90% de los infectados lo
sepan; de estos, que al menos un 90% reciba medicación, (actualmente lo hace el
37%) y, de ellos, que el 90% elimine el virus de su sangre (lo tenga
indetectable). Entre 2020 y 2030 se elevarían estos porcentajes al 95%.
Con ello, la ONU calcula que se
podría pasar de más de dos millones de nuevas infecciones al año a 200.000, “y
el VIH dejaría de ser un problema de salud pública mundial”. El objetivo parece
optimista, pero Onusida afirma que ya se tiene el conocimiento y los medios
(pruebas rápidas, medicación y preservativos) para lograrlo, y que lo que falta
es el dinero. El Fondo Mundial calcula que se necesitarían 28.000 millones de
euros en los primeros 15 años.
Aunque el
proyecto se centra en los países de ingresos medios o bajos,España también necesita mejorar. Se calcula que
en diagnósticos está alrededor del 70%, y que en eficacia del tratamiento ya se
está en ese 95%, afirma Juan Berenguer, presidente del Grupo de Estudio de Sida
(Gesida). Hay dudas respecto a los tratamientos. El miércoles pasado, la
subdirectora general de Promoción de la Salud, Elena Andradas, dijo que más del
90% de los infectados recibían medicación. Berenguer admite que no tiene datos,
pero cree que todavía hay bastantes infectados que no toman los fármacos.
Sobre el estancamiento de los casos, el presidente de
Gesida cree que hay que hacer campañas focalizadas, lo mismo que el presidente
de Cesida, Juan Ramón Barrios. Se refieren, sobre todo, a los hombres que
tienen sexo con hombres, que suponen más de la mitad de los nuevos contagios, y
que va en aumento. Y que, además, tienen un perfil epidemiológico diferente.
Mientras en la población en general los menores de 30 años representan el 26,4%
de los diagnósticos, son casi el 52% entre los gais jóvenes.
Barrios apunta a que es indispensable más educación,
aunque coincide con Berenguer en que la transmisión sexual es de las más
difíciles de combatir. “Cuando llega el momento, las prevenciones se olvidan”,
dice, como demuestran las cifras de aborto, que tampoco bajan, dice. Por eso,
aparte de las campañas, Berenguer pone el acento en otros dos aspectos: aflorar
los casos no diagnosticados y darles tratamiento como medida para evitar nuevos
contagios. “Intentar cambiar las costumbres es muy difícil”, afirma.
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