Ander Çetin, representante de la mezquita de Sehitlik (Berlín). / JULIA SOLER |
¿Podría un
grupo de musulmanes deshacerse de prejuicios y acoger a gais y lesbianas como
una muestra de respeto y tolerancia? ¿Y querrían los homosexuales visitar una
mezquita para conocer mejor no solo el Islam, sino también a los jóvenes que
profesan la fe de Alá? A estas preguntas quiso responder Ander Çetin, el
representante de la mezquita de Sehitlik, cuando organizó un acto que debería
haberse celebrado hoy lunes. Tras una visita guiada por el lugar de culto
frecuentado mayoritariamente por ciudadanos de origen turco, se organizaría un
debate donde unos y otros podrían dejar a un lado tabúes y lugares comunes e
intentar entenderse. Pero finalmente no va a ser así. Tras las críticas
procedentes de Turquía y de los miembros más conservadores de su comunidad,
Çetin decidió cancelar la iniciativa.
“Queríamos
hacer algo para luchar contra la homofobia entre los musulmanes y contra la
islamofobia entre los gais. Pero hubo un malentendido porque algunos creyeron
que nuestro objetivo era legitimar la homosexualidad. Por desgracia no hemos
podido convencer a nuestros mayores de que no era así. Al final pensamos que
sería mejor mantener el encuentro, pero no en la casa de Alá”, explicaba Çetin
el pasado viernes, justo en el momento en el que Sehitlik, la mayor mezquita de
Berlín, hervía de fieles que tras la plegaria charlaban tranquilamente con un
té o un kebab servido en el patio junto al cementerio islámico.
Encuentros parecidos ya se habían producido en el pasado. Pero
en esta ocasión la publicidad que se le dio a la iniciativa en los días previos
aumentó la presión sobre sus impulsores. “¿Han permitido las autoridades
religiosas turcas que anormales homosexuales franqueen las puertas de las
mezquitas?”, se preguntaba hace unos días un periódico conservador turco, país
que, entre otros gastos, paga el sueldo del imam de Sehitlik.
Es este un
momento difícil para la imagen de los musulmanes en Alemania. Las noticias
sobre los 550 ciudadanos crecidos en el país que han viajado a Siria o Irak
para participar en la yihad de la mano de Estado Islámico estremecen al país.
Ayer mismo, el periódico Welt am Sonntag informaba de la muerte de 60 alemanes
que luchaban con la organización terrorista. Consciente de la creciente
islamofobia que le rodea, Çetin se ha propuesto impulsar iniciativas para
mostrar que la mayoría de los musulmanes no tienen nada que ver con los radicales
islamistas. Por eso participó en un proyecto para luchar contra el
antisemitismo en el que un rabino y un imam hacían visitas conjuntas a escuelas
donde había un gran número de alumnos musulmanes. Y por eso se planteó la idea
de llevar a los colectivos gais a la mezquita. “El Islam considera pecado los
actos homosexuales, al igual que el sexo fuera del matrimonio. Pero eso no
quiere decir que no estemos obligados a respetar a todas las personas. Si
alguien comete un pecado, es una cuestión de su conciencia personal y de su
relación con Dios. Según el Islam, todos somos candidatos al paraíso”, afirma
desde su despacho.
Bernhard Heider, responsable de Leadership Berlin, la
organización corresponsable de la iniciativa, explica que al principio
consideró un error cancelar el encuentro en la mezquita, pero que en los
últimos días ha cambiado de opinión. “Pensé que tras esta decisión los medios
de comunicación incidirían en la idea de que la religión islámica es machista y
homófoba. Pero ahora creo que quizás es mejor que este tema no se trate de una
forma tan emocional y politizada. Puedo imaginarme que un encuentro de este
tipo tampoco sería posible en una iglesia católica de España. Pero creo que
constituye una señal positiva el hecho de que los responsables de la mezquita
quisieran organizar este encuentro”, asegura Heider.
Los
ciudadanos de origen turco —ya tengan la nacionalidad alemana, la turca o
ambas— superan los tres millones de personas, y forman la comunidad de
procedencia extranjera más numerosa en Alemania. Su importancia demográfica se
ha puesto de manifiesto con las visitas que el entonces primer ministro, Recep
Tayyip Erdogan, efectuó a distintas ciudades alemanas antes de la campaña para
dar el salto a la presidencia de la República de Turquía.
El plan
inicial de Çetin y Leadership Berlin no podrá llevarse a cabo. El encuentro
tendrá lugar esta tarde en una Iglesia Evangélica. Ahí podrán intercambiar sus
puntos de vista jóvenes musulmanes y miembros de colectivos de gais y
lesbianas. “Es un paso importante. Pero todavía hay mucho camino que recorrer”,
reconoce Çetin. “Quizás seamos pioneros. Pero estoy convencido de que dentro de
unos años será posible celebrar un encuentro de estas características en
nuestra mezquita”, concluye.
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