El 60% de hombres cuyo pene es amputado por cáncer todavía sienten su presencia durante un tiempo tras la operación. La proporción es menor en transexuales que pasan de genitales masculinos a femeninos. Esta diferencia apoya la hipótesis de que los miembros fantasma se deben a remanentes de actividad de las neuronas que representaban el miembro en el cerebro.
Los miembros fantasma son uno de los fenómenos médicos más peculiares que existen. Entre el 60-80 por ciento de las personas que sufren la amputación de un brazo o una pierna continúan teniendo la sensación física de que el miembro está ahí. Algunos notan como si lo pudieran mover, que les pica, que está frío o caliente, y lo más habitual: sienten dolores en una extremidad que ya no tienen.
Descritos por primera vez en 1871,
durante mucho tiempo la interpretación científica de este síndrome fue
que las terminaciones nerviosas en la zona de la amputación quedaban
intactas, y que si se activaban podían transmitir información al
cerebro.
La hipótesis parecía lógica, pero se
descartó al ver que las intervenciones dirigidas a eliminar la
sensibilidad en el área amputada no ofrecían ninguna mejora.
Más adelante ganó peso la hipótesis de
que la zona de la corteza somatosensorial donde el cerebro representaba
el brazo o la pierna perdido, todavía estaba operativa y podía activarse
generando las sensaciones características del miembro fantasma.
Siguiendo este planteamiento, algunas terapias utilizan realidad virtual para construir la ilusión visual de que el miembro efectivamente existe, y que el afectado lo puede mover a posiciones no dolorosas. Este tipo de terapias sí logra reducir o incluso eliminar el miembro fantasma, reforzando la hipótesis de que el brazo o la pierna amputado se siente todavía como presente porque las neuronas que codificaban su información tardan un tiempo en readaptarse.
Siguiendo este planteamiento, algunas terapias utilizan realidad virtual para construir la ilusión visual de que el miembro efectivamente existe, y que el afectado lo puede mover a posiciones no dolorosas. Este tipo de terapias sí logra reducir o incluso eliminar el miembro fantasma, reforzando la hipótesis de que el brazo o la pierna amputado se siente todavía como presente porque las neuronas que codificaban su información tardan un tiempo en readaptarse.
Posiblemente porque son situaciones
menos frecuentes, y también por el rubor que siente la ciencia hacia los
asuntos sexuales, uno de los casos más curiosos de miembro fantasma es
bastante desconocido: algunos transexuales sienten todavía su pene tras
ser operados.
En el artículo Phantom Erectile Penis after Sex Reassignment Surgery, cirujanos japoneses describen una serie de casos entre 2001 y 2007 en los que, tras la amputación, algunos transexuales todavía tenían por momentos la impresión de que su pene existía. El efecto solía desaparecer a las pocas semanas, pero hubo un paciente en concreto en el que este efecto persistió durante más de seis meses.
El neurocientífico Vilayanur Ramachandran, de la Universidad de San Diego, es quizá el mayor experto del mundo en miembros fantasma. Fue el primero en diseñar las terapias con espejos con las que engañar a la corteza somatosensorial, que posteriormente dieron lugar a las terapias con realidad virtual para eliminar dolores.
En el artículo Phantom Erectile Penis after Sex Reassignment Surgery, cirujanos japoneses describen una serie de casos entre 2001 y 2007 en los que, tras la amputación, algunos transexuales todavía tenían por momentos la impresión de que su pene existía. El efecto solía desaparecer a las pocas semanas, pero hubo un paciente en concreto en el que este efecto persistió durante más de seis meses.
El neurocientífico Vilayanur Ramachandran, de la Universidad de San Diego, es quizá el mayor experto del mundo en miembros fantasma. Fue el primero en diseñar las terapias con espejos con las que engañar a la corteza somatosensorial, que posteriormente dieron lugar a las terapias con realidad virtual para eliminar dolores.
En un artículo sobre genitales fantasma,
Ramachandran propone una hipótesis interesante, no probada
experimentalmente todavía: si realmente el cerebro de un transexual con
cuerpo masculino tiene una identidad de mujer, entonces tras la
operación deberían sentir el miembro fantasma con menor frecuencia que
personas a las que se les ha amputado el pene por accidente, cáncer o
enfermedad. Y de la misma manera, las personas con cuerpos femeninos que
se sienten hombres, también deberían tener menos sensación de miembro
fantasma tras la extirpación de pechos que en los casos de cáncer de
mama. La hipótesis es que el pene y los pechos no deseados de los
transexuales están menos representados en su cerebro.
Ramachandran dice tener resultados
provisionales que soportan esta hipótesis, ya que menos de la mitad de
los transexuales operados de genitales masculinos a femeninos que ha
encuestado admiten haber experimentado en algún momento la sensación
física de tener pene. En cambio, en personas a quienes les han extirpado
el pene por razones no relacionadas con la transexualidad, el fenómeno
alcanza el 70-80 por ciento y la sensación de pene fantasma es más
intensa.
Si sus resultados se confirman, según
Ramachandran será una evidencia muy sólida de que nuestro cerebro tiene
desde el nacimiento una imagen corporal que en el caso de los
transexuales puede no corresponderse a su sexo genital.
(*) Este texto es un fragmento del libro S=EX²: La Ciencia del Sexo, de Pere Estupinyà.
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