- El grupo de gays y lesbianas cristianos de Aldarte cumple 15 años como una de las iniciativas más activas de la asociación.
- Lamentan que la iglesia abra sus puertas a que personas no creyentes celebren sus bodas “por tradición o por puro teatro” mientras que se las cierra a ellos a pesar de que su fe es sincera.
- Su objetivo no es la reivindicación sino convertirse en un punto de encuentro para personas con creencias y sexualidad similares que no encuentran su espacio en sus parroquias.
- "Parece mentira que haya cristianos capaces de hacernos tanto daño cuando en el Evangelio se habla de todo menos de eso", se lamentan sobre el trato que reciben en ocasiones.
El grupo de gays y lesbianas cristianos de Aldarte se reúne para la oración. /G. A. |
Si escuchan con atención los mensajes que lanza de vez en cuando la
jerarquía eclesiástica parece que ser homosexual y creyente es
completamente incompatible. Nada más lejos de la realidad, el grupo
cristiano de Aldarte, centro de atención a gays, lesbianas y
transexuales de Euskadi lleva ya 15 años funcionando como único punto de
encuentro vasco para personas que comparten creencias y sexualidad. A
lo largo de los años han recibido a personas que han sufrido el rechazo
de sus congregaciones, pero ellos miran al futuro con optimismo y un
mensaje claro: “No aceptamos que nadie venga a salvarnos de nuestra
homosexualidad”.
Para celebrar su aniversario, Galigay, es el nombre que se pusieron
hace quince años aunque ahora les gustaría cambiarlo para incluir
también a las lesbianas, ha invitado a Eldiarionorte.es a asistir a una
de sus reuniones. Ésta tiene lugar en las oficinas de Aldarte en Bilbao y
a ella acuden Fernando, Elena, Txema, Roberto, Begoña y Ander, seis de
las nueve personas habituales del grupo. En una distendida conversación,
charlan sobre su pasado, presente y futuro. No evitan ningún tema por
polémico que sea, pero desde el primer momento dejan bien claro que su
objetivo no es reivindicar nada. “Somos sólo un grupo de personas con
dos cosas en común: somos cristianos y además gays o lesbianas”, comenta
Elena.
El grupo lo crearon Elena y Txema hace quince años con la ayuda de una
congregación similar que ya existía en Cantabria. “Asqueados de los
palos que nos daba la Iglesia les pedimos ayuda para montar algo similar
a lo que tenían ellos”, relata Txema. “Pero no nos juntamos como un
grupo de protesta sino como un grupo de fe”, añade. En un primer
momento, la mayor parte de sus compañeros llegaron después de sentir que
no encajaban en sus comunidades. “También hemos tenido gente que no
sentía un rechazo directo, pero no acababan de encajar porque no podían
compartir su vida con el resto de creyentes a un nivel completo”, apunta
Elena.
Con el tiempo, la situación ha mejorado, pero todavía les llega gente
“que viene rebotada de sus parroquias”. De todas formas, este perfil no
responde a todos los miembros de Galigay. Txema, por ejemplo, siempre ha
sido y sigue siendo “muy activo” en su congregación y además se siente
aceptado dentro de ella. En líneas generales, además, ven que la
evolución ha sido “para mejor”.
El grupo organiza dos oraciones al año, una de ellas coincidiendo con
el día internacional contra la homofobia que se celebra el 17 de mayo y
otra en navidades. “Desde hace unos años vienen sacerdotes y monjas a
participar voluntariamente y son plenamente conscientes de dónde se
meten”, ilustra Elena. “Hace 15 años ni se nos ocurría pensar en algo
así”, añade Txema. También organizan un par de retiros anuales, uno de
ellos lo celebran en un convento de hermanas Trinidades de Suesa, donde
son muy bien recibidos. “Se acercaron ellas al grupo después de leer
sobre nosotros en la prensa y desde entonces las visitamos una vez al
año”, explica Elena. Y no se trata de un intento de ‘salvar su alma’.
“¡No, no, para nada! Nos aceptan con total naturalidad e incluso nos
preguntan por nuestras parejas”, agrega.
“Hay mucha gente que no entiende que seamos cristianos sobre todo después de los palos que de vez en cuando nos da la iglesia”
Aunque no sea lo habitual, Galigay sí ha recibido la visita puntual de
creyentes que se acercaban a ellos para ‘curarles’, en parte porque
tienen su puerta abierta a todos los que quieran acercarse. “Tuvimos una
experiencia con alguno que vino a salvarnos, pero a esos los echamos
rápido”, rememora Begoña. “La compasión nos sobra, nadie nos puede decir
cómo vivir la fe”, le refuerza Elena. También les ha ocurrido lo
contrario y se han encontrado con falta de comprensión dentro del
colectivo de gays y lesbianas lo que, a su juicio, “es igual de
negativo”. “Hay mucha gente que no entiende que seamos cristianos sobre
todo después de los palos que de vez en cuando nos da la iglesia”,
argumenta Elena.
En cualquier caso, han aprendido a convivir con el rechazo y no por
ello son menos felices. Sin embargo, hay detalles que les molestan.
Ander, uno de los miembros más jóvenes del grupo, no entiende que la
Iglesia se niegue todavía a celebrar matrimonios entre personas del
mismo sexo. “Priorizan a cierto tipo de gente que sólo se casa por
tradición o por puro teatro y a nosotros nos lo niegan”, se lamenta.
“¡Para nosotros una boda por la Iglesia significaría algo porque nuestra
fe es sincera!”, añade.
Aunque en la actualidad sean menos numerosos, a lo largo de los años
también han sufrido ataques directamente dirigidos contra ellos. “Parece
mentira que haya cristianos capaces de hacernos tanto daño cuando en el
Evangelio se habla de todo menos de eso”, critica Elena. Sin embargo,
ven ciertos signos de progreso y creen que el talante del Papa Franciso
es “completamente diferente a lo anterior”. “Parece que sí quiere hacer
cosas y de buenas a primeras a Rouco se lo va a llevar a Roma”, apunta
Txema. “Nosotros aspiramos a que nos reciba”, añade Elena con sorna. El
principal problema que observan ahora está en la enorme jerarquía
eclesiástica que el Papa debería cambiar “de arriba abajo” para poder
solucionar por completo el problema. “¡Y eso le puede llevar cien
años!”, exclama Txema.
Colaboración con Pagola
Ahora mismo el grupo está colaborando con el sacerdote y escritor José
Antonio Pagola de cara a la publicación de su próximo libro. Se pusieron
en contacto con él hace dos años para que acudiera como ponente a
alguna de sus sesiones y les propuso colaborar en la interpretación de
algunos extractos del Evangelio. Como la propuesta encajaba dentro de su
línea de trabajo habitual, en la que priman los debates sobre textos
bíblicos, el grupo aceptó. Ahora esperan tener sus reflexiones
terminadas para mayo de este año, cuando se cumplen dos años exactos
desde que empezaron.
Mientras tanto, seguirán reuniéndose cada dos semanas en las oficinas
de Aldarte de Bilbao donde tienen sus puertas abiertas “a todo el mundo,
aunque sólo vengan por curiosidad”. Lanzan una invitación a todos los
gays y lesbianas cristianos que todavía no hayan conseguido lidiar con
el rechazo. “Lo importante es que eviten la culpabilidad, que no se
repriman y sepan que se puede ser muy feliz”, sentencia Elena.
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