2013/06/09

EL CORREO: El mapamundi de la sexualidad

estudio del Instituto Nacional de Investigación galo

Geógrafos franceses elaboran un atlas sobre usos y hábitos eróticos, donde París lidera el ránking de ciudades infieles

¿En qué parte del mundo la infidelidad causa más estragos? ¿Quién utiliza juguetes en la cama? ¿Dónde es más frecuente el abuso de menores? Son las preguntas que han intentado responder un grupo de geógrafos franceses en un atlas mundial de la sexualidad. La obra traza la evolución de los comportamientos sexuales en el mundo, apoyándose en la jugosa información que ofrecen los informes y encuestas sobre usos y costumbres en los cinco continentes. «La sexualidad está en todos lados, ya sea en las paredes de la calle o en las pantallas del ordenador», sostiene Nadine Cattan, directora del Instituto Nacional de Investigación. «Por eso quisimos elaborar este estudio, para intentar ver todo un poco más claro», explica la experta, cuyo equipo ha dedicado 18 meses a la investigación.
A la vista de los resultados, uno de los puntos más calientes del mapamundi es París, ya que supuestamente concentra el mayor número de infieles por metro cuadrado. Es lo que se deduce, al menos, de los datos recabados en Europa y en la web de contactos Gleeden, que tiene 1,5 millones de usuarios. Así pues, los franceses no solo tienen el idioma con más variedad de vocablos, perífrasis y giros relacionados con el acto sexual -lo dice la Real Academia de la Lengua Francesa-, sino que tampoco se ponen límites a la hora de ampliar el número de relaciones. Todo sea por amor al conocimiento.
Según los geógrafos del Instituto Nacional de Investigación, más de la mitad de los infieles tiene un nivel de educación superior y el 22% trabaja en el sector bancario, las finanzas o las aseguradoras. La pregunta del millón: ¿por qué engañan a sus medias naranjas? La respuesta más habitual es la necesidad de experimentar «el poder de seducción».
En el capítulo dedicado a las parejas, el atlas también explora los hábitos sexuales, lo mismo la frecuencia que el grado de satisfacción. En Grecia, Polonia o Brasil, alrededor del 80% de la población piensa que el sexo es importante, mientras que solo el 38% lo estima «relevante» en Japón y Tailandia. Asimismo, se ha detectado que los británicos, noruegos y suecos son los más aficionados a los juguetes para adultos, mientras que en los países del sur de Europa el uso de esos accesorios es «relativo».
El atlas no ha desechado las estadísticas más sórdidas, relativas a la prostitución, la violencia sexual, las discriminaciones y los abusos a menores. De esa manera, han constatado que Suecia, el modelo a seguir como referente de igualitarismo entre hombres y mujeres, registra el mayor número denuncias por violación del mundo. Nada menos que 53,2 por cada 100.000 habitantes. Un porcentaje que tiene explicación, que no excusa: la definición legal de violación es mucho más amplia en Suecia que en otros ordenamientos jurídicos, incluidos muchos europeos.
 
El porno, de EE UU y Rusia
 
La oficina de Naciones Unidas para las drogas y los crímenes tampoco invita al optimismo. Según los últimos informes, apenas el 14% de las denuncias por violación termina con una condena en el Viejo Continente. Un panorama que se vuelve todavía más siniestro en Irlanda del Norte, donde se ha alcanzado la tasa más elevada de abusos a menores. En lo tocante al negocio del sexo, los impulsores del mapamundi han podido confirmar que el 98% de la pornografía proviene de EE UU y Rusia, mientras que Hungría y Chequia se reparten el resto del mercado.
Entre los efectos inesperados del comercio del sexo, no pasa desapercibido el daño que sufre la biodiversidad. En Vietnam, China y Corea del Sur, se ha disparado la demanda de afrodisiacos elaborados con cuerno de rinoceronte. Una moda que ha diezmado la población de estos mamíferos en África. En los últimos años, los mercenarios han llegado a robar decenas de cuerpos de rinocerontes de los museos de Historia natural de Europa y Sudáfrica.

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